Días de futuro pasado (I)

Una recopilación de imágenes contemplando el futuro en el pasado.

¿Una mujer al volante de un platillo volador?. Eso sólo puede significar una cosa: ¡PELIGRO!.

Qué optimismo tenían aquellos años con el devenir la sociedad. Qué lujazo de chaletes en el que esperar a la mujer que trae la compra conduciendo un flamante platillo volador. Toda una utopía que pensamos jamás se hará realidad (como buena utopía que es, claro).

El pequeño extraterrestre

En 1908, el Profesor Claudius Cifrielis (izquierda en la foto), residente en el barrio de Coopers en Broomfield, Colorado, recibió noticias del hallazgo de un platillo enterrado en el jardín de su vecino. Con la ayuda de los hermanos Manfrieds, y de otros anónimos voluntarios, consiguieron desenterrar la nave, y además la abrieron como si de una lata de sardinas se tratase.

La criatura se encontraba sin sentido, y raudo la llevó al cuarto más apartado de su hogar. Allí consiguió reanimar al pequeño a base de aplicarle corriente eléctrica en las antenas. Con todo, en ningún momento consiguió ningún tipo de comunicación verbal con el extraterrestre.

Howard Picker (a la derecha), enviado del gobierno, permitió al profesor tomar la foto para que este mantuviese un recuerdo de la anécdota, y acto seguido se llevó al marciano (¿?) a las instalaciones gubernamentales  para su descuartizamiento y posterior estudio. Por aquellas fechas aún no se había creado ningún comité para el estudio de ovnis y todo se hacía a la ligera. Cuentan que el ser no llegó a su destino al volatilizarse al contacto con un charco de agua.

El alienígena de Alaska

via UFO Evidence

El abuelo del poseedor de la foto se encontraba unos días en Alaska, por lo de la pesca de la trucha moteada. Este señor poseía una buena cámara de fotos de las que ya no se estilan (ahora solo hacen basuras digitales), y, en cierto momento, vio a un extraño ser andar como si estuviese beodo por entre la arboleda, junto al Lago Chimpopeya. Era a principios de los años 30, que ya ha llovido. Cuatro meses después se reveló la foto, se la dio a su nieto, le contó la anécdota y la palmó. Misterios de la vida.